Equivocación, según la Real Academia Española “cosa hecha con desacierto”, según el diccionario de Google “acción que no sigue lo que es correcto, acertado o verdadero”, traducción del latín “tomar una decisión errónea, considerar algo de manera incorrecta, desacertar”. Otras definiciones en internet “error, desacierto, fallo, desliz, equívoco, imprecisión, gazapo, falta, inexactitud”
…Solo adjetivos negativos.
Y es que desde pequeños ya nos enseñan a asociar directamente la equivocación con algo negativo, irremediable, ¡fin del mundo!
Equivocarnos es uno de los principales miedos que nos paralizan a querer cambiar y hacer las cosas de forma diferente. Es uno de los grandes paralizantes de pequeñas, medianas y grandes organizaciones a dar un paso hacia la transformación.
Es uno de los principales miedos que nos impiden avanzar en nuestros objetivos y deseos como persona.
Si lo hago ¿y me equivoco?
Probablemente la reflexión no esté en cómo NO equivocarse. Nos vamos a equivocar, es un dato, un hecho.
Lo que debemos es plantearnos que, si te equivocas, y lo haces antes, antes serás capaz de reconducir lo que estás haciendo. Ahorrarías tiempo, dedicación, y, por ende, mucho dinero.
¡Aprendizaje! Hay que equivocarse mucho para adquirir nuevas competencias y buenas prácticas que pondrías en marchar en cualquier otra situación similar a la que tengas que enfrentarte.
Seguro que pensando en todo lo que te has equivocado harías muchas cosas diferente ¿o no? Y ¡cuidado! Esta no es una reflexión para arrepentirnos de lo hecho, sino para pensar en los aprendizajes que ahora tenemos que nos ayudan a hacer las cosas mejor HOY.
¿Cómo trabajar la equivocación?
Permitámonos equivocarnos, pero recuerda que equivocarse es una acción para mejorar no una continua justificación.
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